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28 de Septiembre
¡Hola! Me siento a escribir de este día, con la hoja en blanco frente a mí, y se me caen algunas lágrimas. Qué responsabilidad hablar de este día tan especial. Se me hace imposible reducirlo a este artículo. Si bien prometo intentarlo, de corazón deseo que al leer estas palabras se queden con ganas de más, de saber más, que hagan su propio análisis de este día, más allá de mi humilde opinión. Creo profundamente que la información es libertad, y les deseo toda la libertad posible a todas las mujeres del mundo.
Ahora bien, estamos muy acostumbradas y crecimos con el concepto de que el día de la mujer es un día de celebración, un día donde los hombres nos reconocen en belleza, delicadeza, dulzura, y muchos más atributos vinculados a las “cualidades” de la “feminidad”.
Lamento desilusionarlas amigas, probablemente después de leer este artículo se sientan un poco incómodas ante la expresión del día “feliz” que nos toca.
Este día tan especial en verdad surge de una tragedia que marcó la historia del trabajo y de la lucha sindical en todo el mundo. La misma tuvo lugar en Nueva York, EEUU. Un grupo de mujeres trabajadoras decidió hacer una huelga con permanencia en la fábrica donde se desempeñaban, con el objetivo de reducir su jornada laboral a 10 horas diarias, percibir el mismo salario que los hombres por la misma labor y mejorar las condiciones indignas en las que trabajaban.
El dueño de esta fábrica ordenó cerrar las puertas del edificio con el objetivo de asustar a las mujeres que estaban reclamando por sus derechos, sin importarle siquiera escucharlas. La fábrica sufrió un incendio y 129 mujeres murieron, encerradas injustamente, reclamando igualdad.
Como esto sucedió hace tantos años, existen dos teorías sobre si estos fueron verdaderamente los hechos que sucedieron en tal momento, pero esta que te acabo de contar es una de las más defendidas.
A partir de este trágico suceso, comenzó un movimiento que atravesó muchísimas etapas y asambleas, en búsqueda de visibilizar la desigualdad y combatirla. Si bien fue un largo camino, para resumir brevemente, en 1977, la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) designó oficialmente el 8 de marzo el Día Internacional de la Mujer.
Luego, en 2011, se celebró el centenario de la celebración, con la premisa de Igualdad de Género y el Empoderamiento de la Mujer (ONU Mujeres).
Fuerte, ¿no? Yo me pregunto (con cierta molestia para serles muy sincera) si de esto se trataba el 8M, ¿En qué momento se pudo tergiversar en un día a veces muy comercial? Tal vez debemos recordar que esta es una conmemoración que se da con la finalidad de enaltecer la lucha, y aunque nos encante ser felicitadas y no esté para nada mal recibir regalos, que no perdamos el foco de lo que realmente se trata.
No me alcanza este espacio para desarrollar ese concepto, aunque me encantaría hacerlo en un futuro si es que ustedes así lo desean.
Pero hay un ejercicio muy simple para entender la desigualdad de género que implica el concepto de patriarcado: cualquier situación, aspecto, opinión o comentario hacia una mujer simplemente “darlo vuelta”, cambiar los roles y pensar si sería natural si fuera hacia un hombre. Acá es donde nos preguntamos por qué no existe el Día Del Hombre ¿verdad? Incluso muchos varones lo toman a chiste, como si fuera un privilegio tener un día con la carga histórica que tiene el nuestro. Claramente no debería existir este día, ni muchos otros si habitáramos un mundo sin desigualdad.
Dicho esto, podríamos decir que hoy más que un día de celebración, es un día de conmemoración, que nos sirve de recordatorio para seguir luchando por la igualdad de género y derribando mandatos, generando así una sociedad más justa en derechos y oportunidades.
Me moviliza muchísimo esta fecha, para serles honesta me pone bastante triste, y cuando me dicen “Feliz día” no puedo dejar de sentirme atravesada por el dolor de todas esas mujeres que sufrieron su existencia, de todas las maneras que podemos imaginarnos, solo por el simple y aleatorio hecho de haber nacido mujer. No debería ser natural las desigualdades e injusticias a nivel social, cultural, económico, profesional y educativo con nuestro género, es algo que no deberíamos pasar por alto.
Pero intento recapacitar y repensar todo lo que dieron tantas mujeres en la historia de la humanidad para que nosotras hoy por hoy tengamos este terreno ganado, que soy consciente que falta muchísimo, pero me siento agradecida por aquellas que dieron su vida para que hoy nosotras demos por sentado derechos y espacios que antes eran impensados para la mujer.
De hecho, este espacio, esta comunidad, es gracias a la lucha de las mujeres por habitar un mundo más justo. Me resulta un honor y una responsabilidad gigante, me llena de emoción que hoy – gracias a ellas- podamos hablar y reflexionar con tanta libertad sobre nuestro mundo femenino.
Mi compromiso con el género es agradecer y disfrutar todas las libertades que tengo hoy gracias a otras mujeres, y seguir defendiendo nuestros derechos en cada pequeño gesto de cada día. Todavía queda un largo camino por delante chicas, pero estamos en él y eso es lo más digno que podemos hacer por nosotras mismas y por todas.
Estamos juntas en esto, y desde que descubrimos que la otra no es competencia como nos hicieron creer, sino compañera, no nos para nadie!
Siento humildemente que el mejor modo de honrar al género, es dentro de nuestras posibilidades poder vivir lo más dignamente posible, que si tenemos una oportunidad de estar mejor, no la desaprovechemos, por cada una de nosotras y, sobre todo, por todas las mujeres que realmente no la tienen.
Por nuestras abuelas, nuestras madres, nuestras hermanas. Por nosotras mismas y por las nuevas generaciones, estemos unidas, ayudemos a todas las mujeres que podamos, cuidémonos entre nosotras, no nos dejemos solas.
El mundo es difícil para nosotras, lo sé. Pero también sé que si queremos somos red, que podemos estar una para la otra. Pongamos nuestro corazón.
Seamos red. Las abrazo con el alma a todas.
Fiamma.
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