Volver a
28 de Septiembre
Durante los días que estamos menstruando muchas mujeres solemos sentir dolor abdominal, de espalda, hinchazón, diarrea e incluso falta de apetito. Sin embargo, presentar un cólico o dolor pélvico intenso puede ser señal de que algo no va bien en nuestro cuerpo. Aprendé con Nosotras la diferencia entre los cólicos primarios y los secundarios, y por qué no debemos normalizar el dolor menstrual.
La dismenorrea es el término médico que se utiliza para definir el dolor menstrual, que como sabemos, se caracteriza por la sensación de calambres palpitantes o cólicos punzantes en la parte baja del abdomen. Sin embargo, según la causa que origine el dolor, este puede ser, primario o secundario y saber la diferencia nos puede ayudar a identificar posibles indicios de alarma.
La dismenorrea primaria es el cólico menstrual más común, pues es el dolor producto de la misma menstruación, es decir, que no es causado por otra afección. Por su parte, la dismenorrea secundaria es el dolor menstrual que tiene otra causa, principalmente ocasionado por ciertas enfermedades que afectan el útero u otros órganos reproductivos, como la endometriosis o los fibroides uterinos. Es por esto que es importante prestar atención a los síntomas durante el periodo y no normalizar el dolor menstrual, pues, aunque estemos acostumbradas a padecer molestias durante estos días, un dolor intenso o extraño, puede ser señal de que necesitemos revisar nuestro cuerpo y acudir a una consulta de ginecología.
El dolor menstrual primario es causado por contracciones del útero que, aunque constantemente se presentan de forma leve, se intensifican durante la menstruación. Estas contracciones tienen como objetivo ayudar al útero a desprenderse del endometrio (la membrana que lo recubre) cuando no se produce un embarazo, para así darle la oportunidad durante el siguiente ciclo, de un nuevo recubrimiento en el cual pueda implantarse un óvulo fertilizado. Cada contracción causa una reducción temporal en el abastecimiento de sangre hacia el útero debido a que los vasos sanguíneos en la pared muscular se comprimen, y como los tejidos quedan privados de oxígeno, se liberan compuestos químicos que provocan dolor. Al mismo tiempo, durante la menstruación el organismo libera un compuesto llamado prostaglandina, el cual aumenta la intensidad de la contracción y, por lo tanto, incrementa el dolor.
Para algunas mujeres este proceso puede ser más doloroso, y aunque es parte esencial de la fertilidad femenina, es importante saber distinguirlo de un cólico crónico o severo que interfiera en nuestras labores diarias y nos impida realizar tareas cotidianas. Si es el caso, puede tratarse de un dolor menstrual secundario, y debe ser evaluado y tratado por un especialista.
Existen tratamientos farmacológicos que nos pueden ayudar a disminuir el dolor menstrual como los antiinflamatorios no esteroideos, pues inhiben la producción de prostaglandinas y la inflamación. De igual forma, otro medio para aliviar los cólicos que debe ser consultado previamente con un especialista, puede ser el uso de anticonceptivos hormonales, ya que actúan previniendo la formación y el desprendimiento del endometrio.
Además, puedes ayudarte a aliviar el dolor con ciertos remedios caseros como la aplicación de calor en la zona del vientre bajo con una bolsa de agua caliente, un cojín o un parche de calor. Así mismo, practicar técnicas de relajación como yoga o meditación, adoptar una alimentación ligera durante estos días, reposar y evitar el consumo de alcohol y tabaco pueden ser estrategias igualmente útiles y beneficiosas para calmar el dolor.
Los cólicos menstruales son frecuentes en la mayoría de mujeres. Sin embargo, cuando el dolor menstrual es crónico, severo o está acompañado de otros síntomas, puede estar relacionado con problemas en el útero u otros órganos pélvicos, y por eso se denomina dismenorrea secundaria. Entre las posibles causas de dolor asociadas a trastornos médicos, se encuentra la endometriosis, la adenomiosis, los miomas o la enfermedad inflamatoria pélvica, entre otros.
Estas afecciones pueden producir cólico intenso y repentino, aumento del flujo vaginal o con mal olor, fiebre, ineficacia ante el uso de antiinflamatorios y dolor durante o después de las relaciones sexuales, incluso cuando no se está en el período menstrual. Si presentas alguno de estos síntomas o notas algún cambio o irregularidad en tu menstruación, es fundamental que consultes con tu ginecóloga para que diagnostique la causa y te asesore con el tratamiento adecuado.
A menudo, el cólico menstrual se subestima y no recibe el tratamiento necesario pues se cree que el dolor es algo normal y, por tanto, no hablamos de él. Si tu periodo es abundante, irregular o extremadamente doloroso, es importante encontrar la causa para prevenir complicaciones futuras. No normalicemos el dolor menstrual, el cuerpo habla y debemos aprender a escucharlo.
Si tenes alguna duda adicional, recordá que en Nosotras contamos con un consultorio de ginecología virtual al que puedes acceder de forma gratuita. No dudes en consultar cualquier inquietud.
Dejanos tus comentarios