Volver a

Incluye: herramientas para aprender a poner límites.

Yo soy de esa generación a la que le enseñaron a decir “sí señora” -aunque se demore-. Que le aseguraron que el éxito laboral estaba en aplicar frases como “si no sabe la respuesta, se la inventa” y que le metieron en la cabeza que “NO” no es una respuesta.

Pero sí lo es. Por supuesto que sí lo es. Aunque el mundo no esté preparado para que la usemos.

Decir “no me gusta”, “no quiero”, “no me parece” o “no estoy de acuerdo” no es necesariamente un síntoma de rebeldía o de adolescencia como nos han hecho creer. Tampoco es ser remilgado o muy millennial (como si haber nacido entre los 80 y el 2000 fuera un pecado).

Por el contrario, un “no” a tiempo es una muestra de carácter, tenacidad y auto-confianza (porque se necesita mucha confianza en uno mismo para decir “no” cuando todos esperan que digas “sí”).

Y si uno no sabe la respuesta, dice: “yo no sé, pero aprendo”. Y si no quiere, o no le parece que deba aprender -porque uno tampoco tiene que saberlo todo- entonces busca a alguien que sí la sepa, pero intentando no sentirse menos por no responderla. Pues más allá de saber decir “no”, hay que saber cómo sentirse después de un “no”. Y generalmente, el problema es que uno siempre tiende a culparse o a preguntarse si debió haber dicho que sí.

Pero el instinto no falla. Así que escúchalo, y confía. En el fondo uno siempre sabe lo que siente, así no tenga muy claro lo que quiere. No dejes que el miedo – o el ego – hablen en forma de arrepentimiento. Y piensa, ¿qué es lo peor que puede pasar?... si algo quiso mostrarnos el 2020 es que cuando la respuesta a esa pregunta es un tema de vida o muerte, nos debemos empezar a dar cuenta que generalmente nos pre-ocupamos más de la cuenta, por cosas que probablemente solo están en nuestra cabeza.

- Pre-ocupaciones: ocuparnos mentalmente en algo, antes de que pase.

¿Qué importa si se decepcionan?

¿Qué importa si no das la talla?

¿Qué importa si te quitan tu lugar? ¡hay muchos más!

Generalmente a las personas –o a las cosas- que tenemos miedo de alejar, es porque nos han prometido un lugar, una oportunidad, una estabilidad, un enriquecimiento (material o espiritual) o una falsa tranquilidad.

Pero hay un refrán que dice “cuando te toca, aunque te quites te toca; y cuando no te toca, aunque te pongas no te toca”, es decir, si esas oportunidades, estabilidades, lugares, etc. realmente te pertenecen, te volverán a encontrar o tú las volverás a encontrar. Traducción al español: “lo que es pa´ uno, es pa´ uno” porque como decimos en Colombia: “al que le van a dar, le guardan."

Así que confía. Con miedo y todo, pero confía que hasta la vida pone límites para enseñar. Y se llama: tocar fondo. De ahí no va a pasar. Entonces, vuelve a preguntarte… realmente, ¿qué es lo peor que puede pasar si dices “NO”? Además, hay que aprenderse a incomodar, ¿quién quita que al final nos vayan a premiar?

Hay una frase muy importante en la filosofía de las mamás: es mejor ponerse rojo solo un momento, que colorado el resto de la vida. Y yo creo que si algo aprendimos de los semáforos, es que después del rojo, siempre llega el verde… pero primero hay que pasar por el amarillo.

Atentamente,

Ana Listas.

Dejanos tus comentarios