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15 de Marzo
Se acercan los días en los que la mesa está repleta de comida y las sillas llenas de familiares; este momento del año puede ser el más alegre, pero también el más incómodo para muchas personas. Las festividades son la excusa perfecta para compartir en familia pero ¿qué pasa cuando mi familia me da más momentos malos que buenos?
Todas queremos evitar el encuentro con esa tía que siempre tiene un comentario sobre nuestro cuerpo o el primo que no deja de menospreciar nuestros logros. Si tu familia te resta energía en vez de recargarte, afectan tu salud emocional y mental, estás frente a una familia tóxica. Si vives una situación que te haga sentirte identificada con esto, Nosotras te daremos información de cómo encontrar formas sanas para relacionarte con tu familia.
Los desacuerdos y discusiones son normales, de hecho con las personas que más difieres son las que más amas, pues tanto ellos como tú, buscan el bienestar mutuo. Pero hay un límite y debes identificar cuándo hay dinámicas que fuera de ser normales se vuelven nocivas. Aquí te contamos algunas características que te pueden indicar si tienes una familias tóxica:
En este tipo de familias la convivencia es complicada, los momentos de calidad en los que puedas hablar de tu día, emociones y en general fortalecer vínculos son escasos. Por eso la comunicación no es tan buena.
Hay una delgada línea entre protección y control, tal vez tu familia tratando de cuidarte pueda estar anulando tu independencia, y pueden caer en el error de hacerte sentir culpable cuando tomas tus propias decisiones.
Los comentarios hacia tu cuerpo, tus emociones o tu vida que en vez de ayudarte solo te causan más angustia no son normales, no pases por alto estas actitudes; una familia debe ser el lugar al que recurres para sentirte segura y no en un espacio donde recibas ataques constantes.
Comunicarte no tiene por qué significar un problema en cualquier tipo de relación, tener discusiones en las que hay faltas de respeto constantes dentro del círculo familiar no es sano y menos si hay violencia tanto física como verbal de por medio.
Existen distintos lenguajes del amor, no solo el afecto físico, pero cuando no recibes ningún tipo de demostración de amor por parte del grupo en el que creces y te desarrollas, como atención, apoyo, comprensión, entre otros, puedes sentirte invalidada o no merecedora de ese amor.
Esas son solo algunas dinámicas a las que debes ponerles especial cuidado si suceden en tu entorno familiar, dejarlas avanzar puede llevarte a desarrollar problemas contigo misma.
La familia es el primer acercamiento que tienes a la formación de vínculos y relaciones, ella te dará las pautas de cómo vivirás tus futuros lazos afectivos, aprenderás cómo debes comportarte y cómo aceptarás que se comporten contigo.
Por esto, al estar en un ambiente familiar destructivo puedes desarrollar problemas como, baja autoestima, ser dependiente emocionalmente, o al contrario ser alguien que evita a toda costa los lazos afectivos, puedes también desarrollar una visión de las relaciones en la que las confrontaciones, faltas de respeto y los malos tratos son normales teniendo así relaciones problemáticas.
Además, crecer en una familia tóxica también puede desatar problemas de salud mental como la depresión, la ansiedad o estrés. No es un tema que debas tomar a la ligera o tú sola. De hecho, ir a terapia será una de las bases más importantes para afrontar y sanar este tipo de situaciones.
Aunque puede que te esperen tus golosinas favoritas y un festín digno de reyes, claramente escuchar por milésima vez cómo has subido o bajado de peso, lo corta que está tu falda o cómo tu nuevo estilo de cabello no te favorece, no es el momento más esperado del día, pero puedes encontrar formas de manejar la situación para hacerla más tranquila. ¡Y no! No es una cuestión de autoestima que estos comentarios te afecten o no, es más una decisión de respeto, el cual debes exigir en todas tus relaciones interpersonales.
El primer paso es compréndelos, pongamos de ejemplo a tus padres, cuando estos suelen ser más duros o poco flexibles con tus gustos o pensamientos es porque son, a su vez, el reflejo de su crianza.
Es entonces entendible que actúen como un espejo de sus familias, pero tú puedes romper el ciclo; no aceptes sus malos tratos, hazlos saber, de forma respetuosa, qué comportamientos y comentarios no te gustan. Evita también responder al conflicto, si ellos responden de manera agresiva o grosera, respira y ve a tu habitación, u otro lugar para dejar de alimentar la discusión y así todos puedan calmar sus emociones.
Aunque siempre se nos ha vendido la idea de lo afortunadas que somos por poder compartir en familia durante estas fechas, no tenemos porqué sentirnos culpables por estar agotadas, esto es normal. Sobrellevar las malas energías de las personas es algo que nos consume y, a veces, es una maleta que no debes cargar.
Por lo anterior, es importante que en estos periodos donde tienes que gestionar tantas emociones, pongas más atención en tu autocuidado.
Vuelve a los hábitos que te hacen sentir bien tan pronto como puedas; tu agenda tiene ligeros cambios debido a los encuentros familiares y esto cambia tu rutina, como la alimentación y ciertos horarios, así que tan pronto puedas, realiza esa costumbre, por mínima que sea, con la cual sientas que tienes el control de tus días de nuevo.
También te va ayudar desconectarte y simplemente tener un momento para ti; haz lo que te haga sentir en paz, sola o acompañada, como prefieras, lo importante es sentirte en equilibrio.
Y si definitivamente las reuniones están siendo insoportables, marca tus límites sin miedo ni culpa, lo primero es tu bienestar y saber decir “no” es amor propio en toda su expresión. Con esto también ayudarás a reflexionar a la persona que te hace sentir así, pues no todos sus comentarios o acciones vienen desde el corazón. A veces, habla un ego herido.
Poner tus límites consiste en conocer tus necesidades y comunicarlas, hablar claro poniendo sobre la mesa los comentarios o comportamientos que no estás dispuesta a aceptar, además de elegir lo que quieres compartir o de lo que prefieres no hablar.
Comunica tus límites desde la amabilidad pero con firmeza, lo ideal sería que respeten tus decisiones y lleguen a un acuerdo, pero si no es el caso, considera alejarte de aquella persona que está perjudicando tu bienestar.
No es necesariamente una distancia física, aunque esto sí puede ser una medida, no todas tenemos la posibilidad de alejarnos por completo, pues puede que vivamos con nuestra familia tóxica o debamos verlos seguido. En estos casos, deberás tener mucha paciencia y ser la que mantenga la calma en la comunicación, sigue manifestando los límites sanos que necesitas, puede que al principio sea muy difícil que lo tomen de buena manera, pero si te mantienes paciente y firme te aseguramos que todo fluirá. También es buena idea pedir ayuda, acude a alguien que te ayude a sobrellevar este ambiente y te aconseje, como alguien más de la familia o un profesional.
Recurre también a otras personas que te den lo que necesitas, si por ejemplo sabes que tu padre no es la persona indicada para compartir tus proyectos ya que es alguien pesimista, cuéntale ese proyecto a alguien que sí te anime y te dé sus opiniones constructivas, entender que tu familia más allá de eso también son personas con heridas, y que muchas veces pueden no ser el mejor lugar al cual acudir, te va a liberar de las expectativas y te hará disfrutar la realidad.
Es la época del año perfecta para aliviar el peso que llevas día a día, no dejes que nada te sobrecargue ¡Disfruta y encuentra el verdadero significado de magia en esta época!
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