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1. No intentes que pase rápido, aquí también aplica la ley del “perezoso trabaja doble”. Pareciera masoquismo, pero lo peor que puedes hacer es evitar el dolor. Es como si tomaras una ruta alterna para llegar más rápido a tu lugar de destino y más adelante te volvieras a encontrar con un trancón. Mientras no resuelvas lo de la Nota 1 (identificar el origen del malestar), siempre volverá a aparecer el tráfico en la vía.

(Además, ¿qué puede ser tan malo? De los trancones siempre quedan buenas canciones).

2. No midas el tiempo. Una tusa no es como una enfermedad en la que primero se presentan unos síntomas que pueden durar aproximadamente tantos días. Este es de los pocos males que no tienen derecho ni revés, ni pies ni cabeza. Y peor aún, que no tienen medicamento ni tiempo estimado del efecto. Ya sé que a veces quisiéramos saber cuánto más va a doler, pero al igual que en la medicina, todos los cuerpos cicatrizan diferente; y a diferencia de un duelo, aquí el estado de shock no necesariamente viene de primero.

(No te presiones. Hasta el dolor tiene su propio afán. *Mantra de mamás: sana que sana, colita de rana, si no sana hoy; sanará mañana).

3. No te dejes confundir por el pasado, es bulloso y los recuerdos pueden causar efectos colaterales si no les bajas el volumen. La respuesta no está ahí, no le des más vueltas a encontrarlas haciendo rewind. Concéntrate en tu presente y en ti, finalmente eres la única persona de la que gramaticalmente es imposible separarte, es imposible ser tu propio ex.

Atentamente,

Ana Listas.

(Si por alguna razón también quieres leer sobre “las ex parejas de mi pareja” haz click aquí).

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