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2 de Abril
Mi nombre es Loana y como muchas mujeres, tengo estrías. La primera vez que escuché la palabra estrías fue por mi madre; y no lo dijo de manera muy positiva, fue algo así como: ¡Uy hijita! ¡Tienes estrías!
El tono en que lo dijo me dio la impresión de que era algo malo, llegué a sentirme mal por eso, quise arrancarlas de mi cuerpo, mis estrías eran blancas con líneas delgadas. Busqué todos los métodos posibles para eliminarlas, antes de eso, busqué cuales eran sus causas: Salen cuando la piel se estira mucho en poco tiempo, por ejemplo, durante la adolescencia por brotes rápidos de crecimiento, por embarazo, efectos secundarios de medicamentos, aumento rápido del tamaño de los músculos o un aumento rápido de peso, este último era mi caso.
Al lograr adelgazar, seguían ahí como recordatorio de mi pasado, otro comentario de mi mamá sin intenciones de hacerme sentir mal fue: Yo tengo la suerte de tener una piel fuerte, Me pregunté; ¿Por qué no salí con sus genes?
Cansada de buscar métodos para desaparecer todo rastro de líneas en mi cuerpo, encontré una solución que me levantó el ánimo, el autoestima y la confianza, el amor propio. No hay nada mejor que querer cada parte de tu cuerpo, amarla, y sobretodo no compararte con nadie más, descubrí que soy hermosa, que esas líneas no eran defectos, eran adornos o premios por lo que pasé; en mi caso mi obesidad.
Tú que estás leyendo esto, y sientes desconfianza de ponerte shorts, tops o bikinis que evidencian tus estrías, ¡no temas! eso no te hace menos ¡eres hermosa! Aprender a agradecer por el cuerpo que tienes ayudaría cada día a darte todo el amor que te mereces; y que te quitaste cuando personas ajenas opinaron con desprecio, burla o inconscientemente sobre tu cuerpo.
Ser perfecto ahora debería ser amarte a ti, tener confianza, y luchar por lo que quieres, ser imperfecto debería ser criticar a los demás, burlarte o difundir el odio, así que engríete porque te lo mereces. No sufras por líneas que demuestran lo que pasaste y lo fuerte que eres.
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