¿Cómo sé si tuve un orgasmo? - Nosotras

¿Cómo sé si tuve un orgasmo?

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¡Hola, chicas! Venía pensando en contarles algo que me pasó en un viaje que hice este año. ¿Se acuerdan de que les conté que viajé a Bariloche y que aprendí a hacer snowboard?

En ese viaje hubo un día en que salí sola a hacer una excursión que me gustaba mucho y hacía tiempo quería hacer. Me pasó a buscar el micro a las 5 de la mañana por el hotel, yo iba tan entusiasmada y disfruté tanto del paisaje que al llegar al destino me pareció más de lo mismo.

Fue muy extraña la sensación: casi como si hubiese valido más todo el recorrido en sí que la meta. De hecho, al estar ahí pensaba si estaba en el lugar correcto, porque hubo tramos del viaje hasta ese lugar que me parecieron aún más increíbles que el destino en sí. Tremendo, ¿no?

Y como hoy les quiero hablar de un tema muy habitual, pensaba que es muy similar a esto que me pasó. Hoy les quiero hablar de aquellas chicas que me cuentan que no saben si sintieron un orgasmo.

En el terreno del placer, es tan válido el recorrido como la meta

Y ahí la pregunta es: “¿Cómo sé si tuve un orgasmo?”. La respuesta inicial quizás es la más sencilla de todas: que disfrutar el recorrido hacia el orgasmo es tan valioso como si hubieses tenido uno o más orgasmos.

Porque, por suerte, no se trata de llegar a la meta, sino de hacer valioso todo el recorrido: de disfrutar del viaje, como un proceso completo y sin enfocarnos en la meta. Estamos de acuerdo de que esto es lo más sencillo, pero hay algunas cosas más.

¡Sentir placer también está en tus manos!

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Otra cosa muy cierta es que por años delegamos nuestro placer en otras manos. Muchas de las chicas que me dicen que “no saben” si tuvieron un orgasmo, tampoco conocen su propio cuerpo. Simplemente, esperan a ser tocadas, estimuladas brevemente o directamente penetradas.

Hoy sabemos que el sexo es mucho más que penetración: sí, lo sabemos, lo repetimos como un mantra en todos lados, redes sociales incluidas.

Y, sin embargo, aun sabiendo eso, no podemos apoderarnos de nuestro propio placer. Esperamos que un otro (generalmente un pene erecto) venga a suplir esta falencia y, si no lo logramos, nos sentimos falladas o rotas. Diferentes al resto.

¡Tu clítoris es único: exploralo y conocelo!

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Sin embargo, esperar a que un pene (o un juguete con forma fálica) pueda proveernos de maravillosos orgasmos no es más que una utopía. Por un lado, porque el clítoris es el único órgano en todo el cuerpo humano diseñado exclusivamente para el placer. Así como lees: ¡en todo el cuerpo humano!

No existe otro órgano que se ocupe específicamente de llevarnos al orgasmo, pero ahí estamos durante la penetración durante minutos y minutos mirando la mancha de humedad del techo esperando a que llegue esa explosión de fuegos artificiales que lejos está de sentirse como tal.

Pensá en la forma del pene: es una vaina recta, no tiene mucho más misterio. La dificultad (o lo que vos crees que es una dificultad para llegar al orgasmo) es en realidad una inmensa posibilidad para explorar, descubrir y potenciar todo el placer que tus propias manos pueden brindarte.

Tus dedos se mueven, puede ser uno, dos… o hasta tres. Pueden flexionarse, ir hacia arriba, hacia abajo, con más o menos intensidad; pueden girar, rotar, variar. Sin embargo, el pene no puede hacer más que entrar y salir, con un poco de suerte ir más o menos intenso. No mucho más.

¡Tocarte no es tabú!

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Entonces: el verdadero poder no está en otra persona, sino literalmente en tus manos. Entender esto es el primer paso para llegar al orgasmo, de nuevo, no como una meta, sino como el resultado de un proceso del que vas a ser parte, activa.

Mientras juegues con tus manos, usá un espejito, colocalo delante de tu vulva, observá cómo se va llenando de sangre a medida que te vas excitando. ¿Ves cómo cambia? Cambia el color, cambia la forma.

También, durante el aumento de la intensidad de esa excitación, vas a sentir otras cosas, por ejemplo, que se entrecorta tu respiración, y cuando lo sientas, simplemente aumenta ese signo voluntariamente.

¡Ojo! Esto no es fingir, sino darle un atajo a tu cerebro para que entienda que durante la excitación la respiración se acelera.

Si, por ejemplo, arqueas la espalda, hacelo voluntariamente y un poquito más. Si sentís tensión en los pies o en los muslos, genera vos misma esa tensión.

Tu orgasmo es único y tuyo, ¡que nada te detenga!

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De nuevo, no hagas nada que no sientas. Solo se trata de que tomes conciencia, registres y potencies lo que ya estás vivenciando.

Esto le va a dar mucha información a tu cerebro para que identifique lo que te está pasando: se llama meseta pre orgásmica. Un nombre rarísimo, pero que dice mucho respecto a lo que está por venir.

Y cuando estés ahí, con el cuerpo y la mente conectados, siendo partícipe activa de tu propio placer, explorando y tocando tu clítoris de la manera que descubriste que te gusta, ¡no pares!

Justo ahí es el momento en el que vas a perder el control, y esa es la maravilla del orgasmo. ¿Sabías que los franceses lo llaman “Le Petit Mort”? Justamente porque son unos segundos donde sentís una sensación absolutamente única y que no se compara con nada que conozcas.

Y atentas acá, mucho cuidado con las expectativas y las creencias irracionales. Si espero que mi orgasmo sea como el que veo en una porno, por ejemplo, probablemente no ocurra y siga creyendo que estoy fallada, que hay algo mal en mí.

No te compares con nadie, tu orgasmo es tuyo, es tu responsabilidad conectar con tu cuerpo, tu goce y tu placer. Y también es tu responsabilidad poder comunicarle luego a una pareja sexual lo que te gusta, cómo, con qué intensidad y dónde. Tu pareja acompaña esa sensación, pero el orgasmo es tuyo.

Ser protagonistas de nuestros orgasmos nos permite conectarnos, superarnos y pasar de “cómo sé si tuve o no un orgasmo” a “cómo vivo y conecto con mi placer en cada encuentro conmigo misma o con otra persona”. 

La clave, como siempre chicas, es aprender a disfrutar de Nosotras mismas.

¿Me cuentan ustedes ahora? 

Las leo, como siempre.

Maru.-

Lic. Mariana Kersz

Psicóloga y Sexóloga

MN 59610

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